5 de octubre de 2011

En tren a Utebo

Los atletas controlan cuántos kilómetros hacen al cabo del año corriendo, los ciclistas con sus bicicletas. Los preocupados por la economía llevan la cuenta de los kilómetros anuales que hacen con sus coches por aquello del mantenimiento y tal. Patricia, sin ninguna duda, sabe exactamente cuántos kilómetros hace su carro, cuándo necesita un engrase, un ajuste, una limpieza. Allá donde va Tringoleta, está el carro de Patricia. En el tren fue uno más, no pagó billete porque la vigilanta, que en principio parecía muy seca, al final se enrolló. El carro tiene vida propia, cual fantasma silencioso busca por sí mismo la mejor ubicación en el tren para evitar derramar su contenido. ¿Croquetas? ¿Bizcocho? ¿Empanada? Aaaahhh... si hubiéseis venido lo sabríais.


Más que puntuales salimos del barrio destino estación de Miraflores, bonito nombre aunque algo pretencioso para tan desolador entorno. Si en Torrero pedimos servicio público de Bizi, a este lugar le vendría una parada como anillo al dedo, le daría parte del sentido que le falta a una moderna instalación completamente inútil precisamente por poco accesible.
¿Por qué nos gusta a todos tanto una estación de tren? A los enanos es evidente que sí, pero a los mayores también. Quizá por ser sinónimo de viaje, la mayoría de las veces en grupo. No sé, una estación de autobuses, un aeropuerto, o una gasolinera no dan tan buen rollo como una estación de tren y también son el preludio de un viaje. Además están perfectamente preparadas para correr y jugar alrededor de los andenes. Eso hicieron los nuestros, perseguirse, subir los peldaños mecánicos que se empeñaban en bajar y así entre juegos y risas se les hizo corta la espera.


El tren, también muy puntual, limpio, cómodo,... y vacío. Aquí un ejemplo de servicio eficiente y deficitario, sus responsables deberían dar explicaciones y buscar los motivos para poder ofrecer soluciones. Es lo que pasaría con cualquier otro servicio que no pagásemos entre todos. Para que no se les haga tan duro, yo les doy algunos: Más frecuencias de trenes más pequeños, supone un mayor déficit a corto plazo pero una inversión de futuro, o al menos el riesgo merece la pena. Conectar las estaciones con el resto del mundo también ayudaría. Un bus circular por el cinturón con parada en Miraflores, garantiza un trayecto Casetas - Torrero en alrededor de 25min. por 1,8€ aprox. Pero claro, el dinero está para gastarlo en otras cosas.

En menos de 15min. estábamos en la estación de Utebo, ni en coche, oiga. El parque está muy cerca de la estación, andando junto a la vía se llega por detrás. Y como Ramón había llamado para reservar con suficiente antelación, teníamos una mesa dispuesta para nosotros. Restaurante étnico donde los haya, pero de calidad contrastada. Mientras unos nativos centroeuropeos asaban unas berenjenas enteras, lo que a mi buen entender me parece un desperdicio de sarmiento y brasa pudiendo haberla empleado para asar unas morcillas de Épila, nosotros sacamos el mantel de cuadros, la tortilla y la bota de vino. ¿Que falta pan? Se va a comprar pan. ¿Que no ha venido María Luisa y no hay bizcocho? Se va a comprar postre. La vida es todo lo complicada que nos la queramos hacer. Ya sabéis que como siempre, casi hacemos corto de comida, casi pero no.


Dicen que después de comer Patricia sacó de su carro una carpeta en la que había mapas, pistas, gomets... y según comentan hicieron un juego. No sé si creérmelo o no, porque María sacó su rafia y no se puede estar en misa y repicando. Mira que tuve todo el día los ojos bien abiertos y ni aun así me enteré de eso que dieron en llamar Juego de Orientación. Sinceramente creo que lo soñaron. Allá ellos.
Y como el tren tiene tanta frecuencia, tuvimos que elegir una hora prudente para volver. Mamá Riol, tan cruel como siempre, intentó llevarse a Julio y a Violeta en coche, aunque por las lágrimas de Julio más bien parecía que tuviesen que volver andando. ¡Con lo bien que se va en el tren!


Tras las correspondientes fotos de grupo, y con Julio y Violeta en el tren, volvimos al descampado de Miraflores. Unos en coche y otros andando, de vuelta a casa que toca baño con frote anti-roña y mañana hay cole.

¿Próxima estación... ?

Todos sabéis santo y seña. Creo que tenéis que abrir sesión en flickr antes de pinchar el enlace para que os deje ver el álbum.

Manolo

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