14 de febrero de 2010

A la Sobra del Baobab

Un poco más allá del norte está el sur; nada más pasar el sur, sólo está el norte. Este-oeste... es sólo una elección. Y en medio, en el centro de un punto que es la tierra, queda el hombre, con un niño en su regazo y la palabra.
Nada importa saber que labios pronunciaron la historia más antigua; lo asombroso es saber que esa que hoy escuchamos pudo ser la primera. Los cuentos que se dicen bajo las ramas de un árbol son redondos, como los cantos rodados de los ríos. Son historias que vienen de muy lejos, de los tiempos de siempre, desde antes... desde el inmenso vientre que es la tierra. En cada voz que los cuenta se hacen nuevos, y penetran en cada uno como algo propio.
Los cuentos que van de boca en boca no acaban jamás de ser contados. Ellos son la palabra del hombre, enlazada en un cuento infinito que es la historia de todos y el futuro. Del ansia de escuchar, del placer de contar... de la palabra, nació un árbol sagrado. Siempre hay un tiempo para sentarse de nuevo a la sombra del baobab.

de Sergio Lairla


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